miércoles, 22 de junio de 2011
Hay una sola
Largamos. Haber esperado estuvo bien, el desgaste que viene pegado a cualquier carrera electoral no es un mito. Y precisamente se trata de eso, de deshacerse de discursos que llevan demasiado juntando mugre. Y precisamente esa es parte importante del sistema nervioso del cristina-kirchnerismo: mucha racionalidad de la mano de una tromba mítica. Cuando Néstor se tranformó en la tercera persona del singular dejó de hacer falta retroceder más de medio siglo para encontrar los símbolos. Y fue Ella, la que lo construyó a Él. Claramante, la lectura primaria y malintencionada es la del usufructo: Ella, debilitada, pobre de liderazgo, paseó su muerto para que la lástima se volviera un pilar de gestión. Pero ella no es la versión moderna y edulcorada de Juana La Loca. No. Ella le puso la voz y mucho de su inteligencia para que el kirchnerismo sea deudor sólo de si mismo o, al menos, empiece a tener menos relatos acreedores.
Pocas intervenciones públicas tienen ese encanto de sobremesa que recrea cada discurso de Cristina, porque si Nestor hizo que la política se levantase y anduviese, Cristina la transformó en algo abiertamente familiar. ¿Cuántos políticos occidentales hablan del espíritu de un gobierno en términos de Amor? Más allá de lo que pueda observarse, con malicia y no, este es uno de los tantos ejemplos que hicieron de la presidencia de Cristina algo totalmente singular y que la definen como una política totalmente singular.
Dejando a un lado los escándalos administrativos y de poder que ahora quieren transformarse en relatos de catástrofe bíblica, lo cierto es que el mandato de la Presidenta, además de los aspectos simbólicos, acumula decisiones extraordinarias que, aunque ya muestran parte de sus efectos (porque para los que tenían sed un poco de agua es lo que los salva de la nada), son de trascendencia permanente. En fin.
Cristina está en carrera para seguir gobernando el país que ella también supo hacer. En principio hay dos cosas muy evidentes. Una es que tiene el Tiempo a su favor, la otra es que no le debe nada a nadie.