viernes, 15 de abril de 2011

Usurpadores


Hace unos días tuvimos que hacer tiempo en el barrio más opresivo de nuestra ciudad. Bien precisamente en la esquina de Montevideo y Quintana, en un bar donde el café con leche "en tazón" cuesta casi 20 pesos. Elegimos a la medida de nuestro bolsillo y decidimos que era un buen tiempo para tirar por la borda leyendo diarios y revistas.
Once mesas, máximo. Dos ejemplares de La Nación, uno de Clarín y revistas correspondientes y otras de moda. Cero todo los demás.
Leer La Nación en casa es una brabuconada. Leer La Nación en Recoleta es la posibilidad de entender un poco mejor como realmente piensa el enemigo. Ver algo más de esa estructura vertebrada que guarda un corazón que identifica, vigila y desprecia lo distinto, como todo corazón.
Las palabras, en este contexto, empiezan a lucir su lomo específico, su severidad semántica. Acá hay una manera clara de decir. Policía, inversiones, usurpación, miedo, seguridad, merodear, satisfacción. De este lado de la ciudad todo es exactamente como tiene que ser. Acá la distancia entre significado y significante es casi tan fina como lo que nos queda de voluntad.
Las fotos son del país, mirado desde otro país, robadas desde el otro lado de la muralla y el alumbrado público que custodia el núcleo del que nace la idea del tiempo en la que vivimos todos. El lugar desde el que se precia el tiempo es el tiempo. Porque en Recoleta está el todo que hizo de las partes su ciudad. Pero no hay que confundir las veredas impecables con el amor, ni la pulcritud con el cuidado: en este particular territorio civilizado lo público es una amenaza de lo privado.
Página 14 y 16: En la villa San Martín hay gente que alquila una pieza por 750 pesos. Los corredores escolares fueron creador para que los chicos que van al colegio caminen por calles vigiladas. En este boulevard usualmente se congregan menores drogados que amedrentan y roban. El colegio San Martín de Tours dictará clases de seguridad. Chicas de 16 años merodean la plaza República de Perú. Unos 25 policías no evitaron que 15 familias construyeran casas de material.
Esta es la montaña del decoro, el monte de los olivos, la tierra prometida de los colonos.