martes, 7 de septiembre de 2010

Cosas rústicas



En 1980 los Ramones sacaron The end of the century. Para algunos el disco que los excomulgó del punk, para otros significó un puñado de canciones que los salvó de ser un micro emprendimiento más en un país lleno de micro emprendimientos. Superando toda disputa, hay una idea básica que le da consistencia ósea a ese espíritu desprolijo y medio pelo de una de las más maravillosas bandas de la historia: somos jóvenes y no tenemos porvenir.

Éste es el fin, éste es el fin de los 70s,
éste es el fin, éste es el fin del siglo.
¿te acordás de estar tirado en la cama
con la frazada tapándote la cabeza?
la radio sonaba, así nadie podía ver.

Se había acabado la época de los sueños que, desde las antenas del mejor acero, reproducía las melodías de un credo. Se había terminado el tiempo de los grandes proyectos y había llegado la era de la melancolía y la parodia. Y eso fueron los Ramones.
Algo olía mal en la disputa interna de esa patotita de Nueva York, en ese odio infinito entre Joey y Johnny. El mundo era una sala de ensayo en la que un judío progre y un conservador por sentido común hacían canciones para las generaciones de entonces y las que estaban por desembarcar.
Se iba Jimmy Carter y llegaba Ronald Reagan a gobernar la tierra. Y eso también fueron los Ramones.
En ese tironeo en el que, como casi siempre, el malo se lleva a la novia del bueno, los Ramones desbarataron el axioma máximo de la cultura punk, porque entendieron que la historia seguía, que había que imprimir remeras y salir a buscar nuevos mercados al sur de la Florida. No era el que nos habían prometido, ni era para todos, pero había un futuro donde, muy de a rachas, el amor y la política iban a volver.
The end of the century salva y arruina la tarde,  porque recuerda que el nihilismo dura poco, que no construye nunca un sistema de ideas lo suficientemente fuerte para sobreponerse a esa manía que tiene la historia de renovar creencias. Y también porque eso que llamamos, en la pubertad ideológica, "el sistema" siempre tiene un lugar para nosotros.
Hey, ho.